SANTO PECADO
- Julio Jgor Téllez Ramos
- 10 ago 2016
- 1 Min. de lectura

Conságrate a mí, a mi verbo lujurioso,
a la palabra intempestiva y susurrante
entre tus piernas devotas del placer.
cumple la liturgia de las horas de tu sexo,
libera el hábito de tu carne deseada,
deja que penetre tu placer enclaustrado,
que sacie el deseo santo de tu vulva ardiente
y recitar dentro de tí la pornográfica oración
que estremece todo tu cuerpo
entre orgasmos pecadores de sal y saliva.
Entrégate a mí y al incesante deseo
que hierve la sangre en nuestras venas
hasta saciarnos toda la sed palpitante
de la piel agitada con cada caricia
de nuestros sexos fundidos en la delicia
de la carne, nuestra carne, cumpliendo
entre el silencio de tu celda la voluntad
del deseo que estalla debajo de tu hábito.
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